«Los Boomers no dejamos de ser una generación que en muchos aspectos estamos en la zona de poder. Y claro, al que está en la zona de poder hay que darle los palos», reconoce el periodista y cantante de la banda Zarama, Roberto Moso
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Es una tarde de otoño en 2024 y suena en la radio la mítica frase coreada por tres generaciones distintas “Iñaki, ze urrun dago Kamerun” del grupo Zarama. No ha dejado de sonar desde que se creó en los 90 y acumula distintas versiones en pop, rock, tecno e incluso rap. Detrás de uno de los hits más populares en euskera se encuentra el cantante de la banda, periodista y escritor Roberto Moso, que acaba de publicar ‘Puto Boomer’ un libro en el que a través del humor relata las aventuras e historias que han marcado su vida. Todo ello sin olvidar la música y sin ser un puto Boomer. “No hay que dar por hecho que como tú has vivido, tus experiencias te permiten estar toda la vida dando lecciones. Hay que asumir que a veces son los jóvenes los que te tienen que dar lecciones a ti. Y de la misma manera que a nosotros nos ha gustado rebelarnos contra nuestros padres y decirles cuatro cosas, tenemos que asumir que ahora toca que nos las digan a nosotros”, reconoce en una entrevista con este periódico.
¿Qué es un puto Boomer?
Dame un minutito, que estoy comprando el pan.
Claro, sin problema.
Vale, ya estoy. Pues un puto Boomer es alguien a quien van a entrevistar por un libro y le pillan comprando el pan (risas). Aparte de eso, te puedes imaginar, no es un término que hayamos acuñado los Boomers, nos lo han colocado las nuevas generaciones para explicar un cierto tipo de gente que les irrita y que además entiendo que en algunos aspectos pueden tener razón, porque no dejamos de ser una generación que en muchos aspectos estamos en la zona de poder. Y claro, al que está en la zona de poder hay que darle los palos.
¿Por qué escogiste este título para el libro?
Al principio barajé otros títulos. El libro iba sobre otra época, sobre mis vivencias y el término Boomer me hizo gracia, porque tengo dos hijas, de 23 y de 29 años y a veces me lo dicen. Me pareció acertado porque yo soy hijo del Baby Boom, de los nacidos en los 60, de familias que tenían tres o cuatro hijos y nos mandaban a la calle a jugar con el bocata. Anduve dándole vueltas y pensé en ponerle ‘Rock and Roll Boomer’ o ‘ Boomer Blues’ y luego alguien me habló del famoso ‘OK Boomer’, pero claro, para empezar no sería algo original y para seguir, ‘OK Boomer’ suena demasiado anglosajón. Por eso llegué a la conclusión de que ‘Puto Boomer’ compensaba lo anglosajón del término y seguía siendo contundente.
¿Qué tuvieron esos niños nacidos en los 60 o 70 que los de ahora no tendrán jamás?
La posibilidad de moverse por la calle con tranquilidad, sin necesidad de que haya tutores, maestras o monitoras controlándolos. Creo que la infancia de ahora está muy protegida, no hay más que ver los parques, cuando ves niños son muy pequeños y siempre hay alguien que les controla. Los niños ya no son niños libres por ahí de aventuras sin que les lleve un monitor. Ya no se estila.
¿Cuesta acercarse a las nuevas generaciones?
No solamente cuesta, sino que es bueno que cueste. Yo creo que no hay que dar por hecho que como tú has vivido, tus experiencias te permiten estar toda la vida dando lecciones. Hay que asumir que a veces son ellos los que te tienen que dar lecciones a ti. Y de la misma manera que a nosotros nos ha gustado rebelarnos contra nuestros padres y decirles cuatro cosas, tenemos que asumir que ahora toca que nos las digan a nosotros. No en todo eres tú el listo y el experimentado, porque yo tengo dos hijas que han estado, por ejemplo, en muchos más países que yo.
Me hace ilusión que una de mis canciones haya perdurado en el tiempo y siga llegando a la gente
A lo largo de los años no sé si tu nombre, pero la frase ‘Iñaki, ze hurrun dago Kamerun’, seguro que muchos jóvenes la conocen. ¿Qué supuso para el grupo y para ti ese hit?
Ha supuesto que su nombre se ha mantenido. En contra de lo que alguien joven pueda pensar, nosotros no fuimos lo más mainstream de la música vasca. Siempre estuvimos ahí, pero hubo otros nombres con más fama que nosotros. Sin embargo, esa canción ha seguido ahí. Hace poco me enviaron una versión bailable, también hemos escuchado una versión heavy, otra de música disco e incluso de rap. Me hace ilusión que una de mis canciones haya perdurado en el tiempo y siga llegando a la gente. Es un motivo de orgullo, no lo voy a negar.
¿Eres más músico o periodista?
Siempre he sido un músico muy periodista y un periodista muy músico.
¿Es más precaria la vida del músico o la del periodista?
En 2024 no sabría decirte, porque hay muchísimos músicos y mucha gente que se quiere dedicar a la música. Tanta que hay codazos y es difícil abrirse paso. Aunque haya más medios, locales, instrumentos y posibilidad de aprender también hay más gente y es más difícil destacar. Y, el mundo del periodismo no está precisamente en un momento boyante. Ahora con el tema de las redes con poco se puede hacer un medio de comunicación y el periodismo como lo conocíamos está de capa caída. El periódico en papel ha pasado a la historia, la radio también e incluso la música la escuchan de otra manera. Es algo peligroso porque es importante que existan medios fiables.
¿Cómo contarías a uno de esos jóvenes lo que fue el rock radical vasco?
Le situaría en el contexto de los años 80 y le contaría banda por banda cómo lo vivió cada una. Fuimos productos de una época y de unas circunstancias, de los años de plomo y de la reconversión industrial. Había una agitación en la calle que venía del espíritu Boomer. Somos niños que hemos estado mucho en la calle y nos sabíamos organizar para jugar, por eso luego a la hora de organizarnos y crear gaztetxes, organizar manifestaciones por la insumisión, el feminismo o el movimiento gay, sabíamos cómo hacerlo. No necesitábamos el aval de partidos o instituciones para salir a la calle y reivindicar algo. Todo eso creó un compost que se reflejó musicalmente en lo que alguien bautizó como rock radical vasco, que es un término que a nadie convencía, pero que nos sirve para saber de qué estamos hablando.
¿Ha desaparecido el rock radical vasco y esa manera de organizarse entre la juventud de forma natural y sin necesidad de partidos políticos?
No sé si ha desaparecido del todo. Hay una herencia de todo aquello y todavía hay gente que se sabe organizar y tira de la autogestión. Hay gente joven organizando fiestas y locales okupados que están funcionando muy bien. Todo aquello de los 80 no ha desaparecido. Y musicalmente hablando la herencia también es evidente en un montón de grupos.
Hay muchas más personas que saben euskera, pero no hay mucho euskera en la calle
En aquel momento algunas bandas como la vuestra apostaron por cantar en euskera, ahora esto también ocurre. ¿Puede ser ese un punto en común?
Puede ser, porque en mi generación el tema del euskera era muy francotirador, tenía esa pulsión, esas ganas. En mi caso, una de mis peleas personales era aprender euskera y más o menos lo he conseguido, pero no tenía el abrigo de demasiada gente a mi alrededor para llevarlo a cabo. Los euskaldunberris éramos muy pocos y un poco francotiradores. Te juntabas con otros como tú y eso te daba aliento. Ahora estamos frente a una generación que viene de las ikastolas y de los planes para fomentar el euskera, con lo cual hay muchos más euskaldunes. En el panorama musical el número de canciones en euskera es mucho mayor que el que había en 1985 y además con un euskera de mayor calidad.
Hay más euskaldunes, niños nacidos en el euskera, pero menos euskaldunberris, personas que llegan a Euskadi desde otros lugares y se ponen a aprenderlo.
Es posible. Se da una paradoja y es que hay muchas más personas que saben euskera, pero no hay mucho euskera en la calle. No se nota que haya crecido tanto, más o menos se habla lo mismo que antes.
¿Qué parte de tu vida te ha costado más plasmar en ‘Puto Boomer’?
Todo lo que tiene que ver con mi familia, con mis padres. Siempre es una decisión difícil decidir hasta qué punto te vas a desnudar en un libro o qué cosas íntimas quieres contar. No he querido contar cosas que contengan detalles escabrosos, porque no voy a decir que no le interesan a nadie, porque por desgracia lo que tiene morbo es lo que más interesa, pero hay cosas que prefiero ocultar.