La delegación argentina tenía 85 integrantes que habían participado hasta este miércoles en las reuniones de la cumbre del clima que se celebra en Bakú
Argentina se retiró este miércoles de la cumbre del clima de Bakú por orden de su presidente, Javier Milei, en el tercer día de la COP29, donde las negociaciones sobre financiación climática avanzan despacio y los países continúan muy polarizados. Hasta 85 personas están acreditadas en la COP29 de parte de la delegación argentina, que estuvo presente en la cumbre hasta hoy, cuando los enviados ya no acudieron al recinto donde hasta el 22 de noviembre se celebra el encuentro.
La decisión de retirarse se hizo pública, además, en el día en que se dieron a conocer los resultados de un informe que agregó pesimismo al ambiente: el “Global Carbon Budget” de 2024, que anticipa un aumento del 0,8 % de las emisiones globales de CO2 en 2024, con respecto al año anterior.
El documento, publicado en la revista científica Earth System Science Data, incluye datos sobre las tasas de reforestación y el uso de los combustibles fósiles en el mundo, y cuantifica las emisiones de CO2 y la capacidad de los sumideros naturales (plantas y océanos) para capturarlas, lo que da una idea global de la situación del ciclo del carbono.
Negociaciones
La cumbre del clima de la ONU en Bakú llegó a la mitad de su primera semana sin grandes avances en materia de financiación, el aspecto central a negociar en Bakú, algo que ha dejado a los países en desarrollo “muy frustrados” por la falta de progreso, según comentaron fuentes observadoras en el proceso.
Este miércoles los cofacilitadores de las negociaciones sobre el nuevo objetivo cuantificado y colectivo de financiación climática publicaron lo que los técnicos llaman un “borrador para consideración”, un texto preliminar que recoge muchas opciones y que deberá acotarse para después ser negociado por los países.
La nueva meta cuantificada y colectiva de financiación climática centra las discusiones de Bakú, y protagonizará el texto que en las cumbres del clima de la ONU acaba transformándose en el acuerdo final.
Pero el borrador que hay sobre la mesa en estos momentos es un documento “muy largo”, de 30 páginas, y abarca aún más opciones de las que se habían quedado ya en el resultado del grupo de trabajo sobre este asunto, que lleva tres años perfilando los detalles del objetivo: desde la cantidad total hasta la estructura que adoptará.
Este objetivo, que por mandato del Acuerdo de París deberá adoptarse en 2025, reemplazará al que pedía destinar para 2020 al menos 100.000 millones de dólares anuales, a fin de financiar la descarbonización de las economías, la adaptación a los impactos del cambio climático, y las pérdidas y los daños que los fenómenos derivados del calentamiento global ocasiona.
El bloque de los países en desarrollo y China (G77+China) propuso finalmente una cifra de financiación total anual para este objetivo, 1,3 billones de dólares; pero queda conocer la propuesta de los países desarrollados, que aún no han sugerido ninguna opción respecto a lo que denominan el “quantum” de la meta.
Un grupo de Bancos Multilaterales de Desarrollo anunció también este jueves su compromiso de destinar para 2030 un total de 120.000 millones de dólares a la financiación climática en países de ingresos bajos y medios.
Las estimaciones financieras abarcan a prestamistas como el Banco Asiático de Desarrollo (BAsD), el Grupo del Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo (BAfD), el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), el Banco de Desarrollo del Consejo de Europa (BCE), el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el Grupo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Islámico de Desarrollo (BIsD) y el Nuevo Banco de Desarrollo.
Reducción de emisiones
En cuanto a la mitigación del calentamiento global, el otro gran asunto a negociar en Bakú, este jueves Brasil presentó ante la ONU sus planes de reducción de emisiones para 2035: aspira a recortar las emisiones en un 67 % para ese año, con respecto a las emitidas en 2005.
En una rueda de prensa, la ministra brasileña de Medioambiente, Marina Silva, evitó detallar cuánto dinero cree que deben transferir las economías desarrolladas a los países en desarrollo a partir de 2025 para asistirles en sus planes climáticos, pero señaló que los compromisos actuales de 100.000 millones de dólares al año “se han demostrado insuficientes”.
Brasil es el segundo país, después de Emiratos Árabes Unidos -que planea una rebaja del 47 % respecto a las de 2019-, en presentar oficialmente sus compromisos actualizados para reducir sus emisiones, planes nacionales que todos los estados están llamados a presentar antes de febrero de 2025.
Otros países, como el Reino Unido, han hecho públicas sus intenciones pero aún no han presentado oficialmente los planes. El primer ministro británico Keir Starmer anunció el lunes que quiere rebajar las emisiones del Reino Unido en un 81 % para 2035 respecto a 1990.