La compañía no ha conseguido aún vender su antigua sede de oficinas en la ciudad, que sacó a la venta hace dos años por 650.000 euros y que mantiene en el mercado a ese precio

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Kas ya no existe como sociedad mercantil con vida propia. Esta misma semana se publicaba el anuncio de la absorción por parte de Pepsi de la emblemática empresa de refrescos alavesa que puso en marcha hace 70 años la familia Knörr. El acuerdo se cerró en la junta de accionistas de ambas empresas el pasado mes de junio cuando se aprobó por unanimidad la fusión por absorción de Kas, S.L. por el grupo Pepsico “con la disolución y extinción sin liquidación de la sociedad absorbida y atribución de su patrimonio íntegro a título universal a la sociedad absorbente”. Se trata de una formalidad, porque la absorción y disolución se produce ahora, y Kas deja de ser una sociedad y entidad jurídica diferenciada, pero la empresa y marca forma parte de Pepsico desde 1991. El grupo ha convertido además a la planta alavesa en su punta de lanza hacia la sostenibilidad: será la primera de la multinacional a nivel mundial que tenga cero emisiones.

Kas nació como marca en Vitoria en 1956, de la mano de Luis Knörr Elorza, empresario de origen alemán que ya estaba embarcado por entonces en el negocio de las bebidas, y al que se le ocurrió añadir zumo de naranja a la gaseosa que se llamaba El AS y que fabricaba la familia desde 1926. La K añadida del apellido Knörr dio lugar una de las marcas más emblemáticas de refrescos sin alcohol en España y que ha llegado hasta nuestros días, con bebidas de naranja, de limón o el Bitter Kas. Se convirtió en referente social y deportivo de la época, por ejemplo con el patrocinio del equipo ciclista, que nació en 1958, desapareció en 1979, aunque regresó a las carreras en 1985 y se mantuvo hasta 1988, fecha de su desaparición definitiva del ciclismo en ruta. El éxito fue tal que la fábrica acogió una llegada del Tour de Francia en 1977, la anterior visita a la reciente de 2023. Ganó precisamente un corredor con publicidad de los refrescos, José Nazabal.


El guipuzcoano José Nazabal (KAS), entrando vencedor en la meta de Vitoria del Tour de 1977

La empresa familiar empezó a expandirse y llegó a tener 12 plantas envasadoras en toda España, con la sede principal en el polígono de Gamarra en Vitoria. Fue en 1974 cuando se trasladó a Etxabarri-Ibiña, donde se encuentra la planta en la actualidad.

A finales de los 80 la empresa dejó de ser un negocio familiar. La familia Knörr cedió el control mayoritario al actual BBVA, que en 1991 vendió su paquete de acciones a Pepsico y la multinacional pasó a ser la propietaria de la empresa, aunque manteniendo todas las marcas. El edificio que albergaba la sede de oficinas primero de Kas y luego de Pepsi en Vitoria salió a la venta en 2022 por 650.000 euros a través de la empresa inmobiliaria Cbre para mudarse al parque tecnológico de Álava. La antigua sede sigue a la venta dos años después al mismo precio.


Antigua sede de KAS y después Pepsico.


Interior de la planta.

Actualmente, la planta de Etxebarri-Ibiña tiene un total de 200 empleados y seis líneas de producción. Allí se elaboran más de 300 referencias, entre ellas las más conocidas como Pepsi, Kas, Bitter Kas y 7UP. En sus cincuenta años de historia, desde que arrancó en 1974, esta planta ha producido 7.000 millones de litros de Kas y Pepsi en todos sus formatos, se han expedido unos 365.000 camiones y más de 21 millones de personas en todo el país han consumido alguna de las bebidas que se elaboran en la planta alavesa, según los datos que maneja la compañía.

Punta de lanza de la descarbonización de Pepsico

Ya sin el nombre y sin identidad jurídica propia, la planta alavesa está posicionada en estos momentos como la punta de lanza de la descarbonización de Pepsico. Un hito que recordaban el pasado mes en la conmemoración de su 50 aniversario. Ya en 2021 la planta vasca fue la primera en lanzar toda la gama Pepsi en botellas 100% de plástico reciclado y producir una nueva solución de cartón para la agrupación de latas, además de pilotar el cambio a tapones adheridos a las botellas. El próximo año se prevé que sea la primera planta emisiones netas cero a nivel mundial de la multinacional. Un proyecto que supone una inversión de cinco millones de euros. Desde 2019 se han invertido en esta planta 27 millones en esta planta relación con la sostenibilidad. Las cero emisiones suponen la sustitución del gas natural por energía eléctrica renovable y que se consiga el 100% de la electrificación de las instalaciones.