Decreto de alerta roja, mensajes a tiempo a los móviles y evacuaciones preventivas; esta vez, los avisos de AEMET han servido para tomar medidas que atenúen el impacto de las lluvias torrenciales, lo que pone en duda las acusaciones sobre la falta de información técnica
La Generalitat decreta la alerta roja por lluvias torrenciales de hasta 180 litros por metro cuadrado en Valencia
La rápida reacción de las administraciones autonómicas y locales ante la segunda DANA que ha azotado a la península en 15 días ha puesto de manifiesto que quienes culpaban al sistema de avisos de la destrucción producida por la DANA del pasado 29 de octubre lo hacían de forma interesada. Solo dos semanas después, y con los mismos canales de información, las autoridades andaluzas, catalanas y valencianas han puesto en marcha todas las medidas necesarias para reducir el impacto de las lluvias torrenciales.
Ante el aviso rojo de AEMET para este miércoles y jueves, la Generalitat Valenciana decretó la alerta y envió a tiempo —esta vez sí— varios mensajes a los móviles a través del sistema Es-Alert, la Junta de Andalucía desalojó a miles de vecinos de la ribera de los ríos con riesgo de desbordamiento y suspendió las clases en Granada y Málaga, mientras que en Catalunya la Generalitat cortó carreteras, entre ellas la autopista AP-7, para evitar los desplazamientos de la población.
“Este nuevo evento se está gestionando mucho mejor”, asegura Francisco J. Tapiador, catedrático de Física de la Tierra en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). “Se ha hecho caso de los avisos, se han lanzado las alertas con la suficiente antelación por parte de las autoridades y la población está muy concienciada de que una alerta de este tipo es una cosa muy seria”.
“La actuación de las administraciones a tiempo ha sido clave para que la población estuviera protegida con esta segunda DANA”, asegura Joanna Ivars, meteoróloga de La Sexta. “El sistema de avisos funciona y ha funcionado, siempre que las administraciones trabajen conjuntamente”.
Sobre avisos y alertas
A diferencia de lo que pasó hace dos semanas, las autoridades han actuado rápidamente en esta ocasión tras recibir los avisos rojos y naranjas de AEMET, cuyos umbrales y vías de difusión están perfectamente definidos en el Plan Meteoalerta (ver PDF). Porque instituciones como la agencia meteorológica están encargadas de lanzar los avisos, pero son las administraciones las que gestionan las alertas y las medidas a adoptar para proteger a la población.
La manera de trabajar en AEMET en relación con la emisión de avisos es siempre igual. Siempre trabajamos así independientemente de la situación
“La manera de trabajar en AEMET en relación con la emisión de avisos es siempre igual”, asegura su portavoz, Rubén del Campo, a elDiario.es. “Hay un seguimiento continuo de los pronósticos y cuando ya se ve que hay una probabilidad alta de que se vaya a superar un determinado umbral, se activan estos avisos e inmediatamente se difunden de forma automática a la red de alerta nacional”. En este sentido, la agencia ha seguido los mismos pasos que siguió hace 15 días. “Siempre trabajamos así, independientemente de la situación”, asegura.
Captura del mensaje Es-Alert enviado por la Generalitat valenciana este miércoles a los móviles.
“Sigo observando confusión a distintos niveles entre avisos y alertas”, se quejaba en redes el experimentado meteorólogo Ángel Rivera. “Los avisos los da AEMET en función estrictamente de las predicciones. Con esa información y otras —que deben ser consideradas por las autoridades de Protección Civil— la comunidad correspondiente establece la alerta o prealerta que estime oportuna”.
“Los avisos los hacen AEMET y las confederaciones hidrográficas, y después las alertas los generan los organismos de protección civil y las autoridades competentes, que dependen de diferentes administraciones”, recalca Francisco Martín León, meteorólogo y coordinador de RAM (Revista del Aficionado de la Meteorología). “Los funcionarios tenemos un protocolo de actuación escrito, por normativa. La cadena falla cuando esos protocolos llegan a la persona que tiene que tomar la decisión para lanzar ese mensaje y no lo toma, por los motivos que sean”.
Un ruido interesado
En las últimas semanas hemos conocido una larga cadena de negligencias y malas decisiones por parte de las autoridades de la Comunidad Valenciana antes y después de la DANA del día 29, comenzando por la desaparición de Carlos Mazón hasta las 19:30 y siguiendo con las afirmaciones de su consejera de que no conocía el sistema de alarmas que activaron cuando la gente ya se estaba ahogando. En medio de este cúmulo de irresponsabilidades, se ha apuntado con el dedo acusador a los técnicos de AEMET, a la Confederación Hidrográfica del Júcar y al Ministerio de Transición Ecológica, a pesar de las pruebas que indican que hicieron su trabajo.
Todo sistema es mejorable, aunque funcione bien. Pero esperar a que un presidente de comunidad tarde dos o tres horas en apretar el botón es inconcebible
“Todo sistema es mejorable, aunque funcione bien”, admite Martín León. “Pero esperar a que un presidente de comunidad tarde dos o tres horas en apretar el botón es inconcebible”. “Creo que los partidos políticos tienen que reflexionar sobre a quién ponen en los cargos de confianza y en los escalones más altos de la administración”, añade Tapiador. “Creo que el perfil de alguien sin conocimientos técnicos que lleva en el partido 20 años y al que van colocando en diferentes puestos por lealtad y compromiso es algo a repensar”.
Hay margen de mejora
A pesar de todo, los expertos admiten que el sistema de coordinación es susceptible de mejora, y de hecho los planes se revisan periódicamente para que todo funcione mejor en los siguientes episodios. “Vamos hacia un tipo de fenómenos violentos y más intensos, de desarrollo muy rápido, por lo que hay que tener tiempos de respuesta muy claros y mensajes unificados”, asegura Ángel Rivera a elDiario.es. El especialista defiende la necesidad de crear un “Centro Estatal de Vigilancia de Riesgos Ambientales” para conseguir que el sistema de alerta sea “a prueba de fallos” en la cadena de decisiones.
“En la DANA de Valencia, los predictores hicieron lo que está establecido, lo que dicen unas normas que, en mi opinión, tienen que ser revisadas”, asegura Rivera. A su juicio, la normativa es insuficiente porque se cambió en los tiempos de la rotura de la presa de Tous y ya han pasado 40 años. “Hay que plantearse una revisión profunda de todo, un planteamiento integrador, porque son otros tiempos. La meteorología de los años 80 no era tan rápida, quizá por las propias condiciones, pero estamos en un entorno que necesita otros tipos de reacción y mucha más integración de informaciones”.
Lo que nos viene encima es de un orden de magnitud superior a los catástrofes que hemos sufrido hasta ahora
“Sin gestión corremos el peligro de perder vidas y más en un área geográfica como el Mediterráneo con un histórico pluviométrico de extremos”, recuerda Joanna Ivars. En su opinión, hace falta mejorar la organización entre las administraciones y sobre todo educar a la población con un protocolo para actuar frente a este tipo de eventos adversos, porque incluso con las alertas activadas, en este último episodio “hemos visto autobuses circulando llenos de agua o personas circulando en medio de inundaciones”.
“Estas DANAS de alto impacto se están encargando de destapar nuestras miserias, un despropósito tras despropósito”, asegura José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored. “Creo que las personas, en general, están empezando a aceptar que el riesgo de verse afectados directamente empieza a ser real, pero todavía pensamos que podremos seguir más o menos con nuestra vida como hasta ahora, cuando se calmen las aguas y pase el temporal, pero lo que nos viene encima es de un orden de magnitud superior a los catástrofes que hemos sufrido hasta ahora”.