«No comprenderíamos un acercamiento de Reino Unidos a la UE cuando no se acepta un acuerdo que es respetuoso con el acervo de la UE en el espacio Schengen y la Unión Aduanera», dice Albares
La UE y Reino Unido apuntan a la seguridad y la migración irregular en su nueva relación tras el Brexit
“No existe ningún motivo para que Reino Unido no dé ya su sí a este acuerdo”. España sube el tono con Reino Unido ante el atasco en las negociaciones sobre el nuevo estatuto de Gilbraltar tras el Brexit. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha asegurado que “España tiene desde hace muchos meses un acuerdo equilibrado, que es respetuoso con el acervo de la UE y que garantiza la libertad de circulación de personas y mercancías”.
Los gobiernos de España y Reino Unido se sentaron junto a la Comisión Europea hace seis meses con un principio de acuerdo sobre la mesa y constataron “avances” en las negociaciones, que prácticamente se quedaron pendientes de cuestiones técnicas. La intención era cerrar la nueva relación antes de las elecciones europeas y consiguiente cambio en las instituciones europeas para cerrar completamente el Brexit cuatro años más tarde de la salida formal de Reino Unido. Con el cambio de gobierno en ese país, las conversaciones se retomaron, pero el asunto sigue sin resolverse.
España lleva tiempo dejando la pelota en el tejado de Downing Street. “Dos no bailan tango si uno no quiere”, dijo hace meses Albares. Ahora ha elevado el tono: “No comprenderíamos un acercamiento de Reino Unidos a la UE cuando no se acepta un acuerdo que es respetuoso con el acervo de la UE en el espacio Schengen y la Unión Aduanera”. Las palabras de Albares se han producido minutos antes de una reunión de los ministros de Exteriores de la UE con su homólogo británico, David Lammy, con quien se reunió de forma bilateral a mediados de septiembre. Posteriormente, se produjo un nuevo encuentro de las dos partes con la Comisión Europea para retomar las conversaciones.
El nuevo primer ministro, Keir Starmer, ha apostado por “resetear” las relaciones con la UE tras el Brexit. Recientemente visitó Bruselas y se reunión con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que llevaba cinco años sin recibir a un jefe de Gobierno de ese país. Ambos se comprometieron a una “cooperación reforzada” para termas como la migración o la seguridad y se está negociando el modelo de visados de estudio y trabajo para los menores de 30 años.
El Gobierno español quiere aprovechar ese acercamiento de Londres para presionar para que se cierre el capítulo de Gibraltar, que es el único fleco pendiente tras el Brexit y que se está resistiendo. La colonia británica, cuya soberanía reclama España desde 1713, quedó fuera de los acuerdos sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), que se hizo efectiva el 31 de diciembre de 2020, y quedó en manos de los gobiernos llegar a un entendimiento sobre las relaciones en la nueva etapa con el objetivo de eliminar los controles de personas y bienes en la frontera física, donde la movilidad es constante, y a la vez asegurar la seguridad del mercado y la zona de libre circulación de personas de la UE.
Los principales enquistamientos han tenido que ver con el aeropuerto del Peñón, para el que España reclamaba un convenio de uso conjunto así como el papel de los agentes de Frontex y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad españoles en esa frontera aeroportuaria para los viajeros procedentes de terceros países, y la igualdad de trato de los trabajadores transfronterizos en la jubilación, extendiendo los beneficios del Community Care británico (que suponen unos 465 euros más) a ese colectivo. También las cuestiones relativas a la verja, que en la práctica supone una frontera exterior de la UE.