La última sentencia firme del caso pone la sombra de la corrupción sobre la sede central del Partido Popular y revive la trama con la que la formación se financió irregularmente durante años en algunos de sus grandes feudos de Madrid
El Supremo confirma que el PP reformó su sede con dinero negro de su ‘caja B’
El número 13 de la calle Génova de Madrid tiene un alto valor simbólico en el caso Gürtel. Desde sus salas, Mariano Rajoy intentó convencer a España de que la trama no existía. Registrada de arriba a abajo por la Audiencia Nacional, fue puesta en venta por el PP de Pablo Casado y recuperada por el PP de Alberto Núñez Feijóo. Y fue reformada, según acaba de recordar el Tribunal Supremo, con dinero de la ‘caja B‘ que el PP niega desde hace casi dos décadas. La Gürtel extendió sus tentáculos en algunos de los grandes feudos del Partido Popular pero con la sede central de Génova como principio, nudo y desenlace del caso.
El PP se mudó a su actual sede central en 1983 tras unos primeros años entre la Gran Vía y la plaza de La Luna de Madrid. En sus balcones se celebraron las victorias electorales de José María Aznar y Mariano Rajoy. En sus pasillos y despachos, según la contabilidad paralela destapada por El País, los tesoreros Álvaro Lapuerta y Luis Bárcenas registraban las entradas y salidas de dinero al margen de lo que el partido remitía, año tras año, al Tribunal de Cuentas.
Génova 13 fue el escenario elegido por Mariano Rajoy para salir al estrado acompañado de la plana mayor del PP en febrero de 2009. Allí negó la existencia de la trama Gürtel de la manera más categórica posible: “No es una trama del PP sino contra el Partido Popular”, dijo en un edificio que habían reformado pocos años antes de forma integral. Esa reforma, dice ahora el Supremo, se pagó con el dinero negro de una ‘caja B’ que había estado funcionando a pleno rendimiento hasta solo unos meses antes de la comparecencia con “M. Rajoy” entre los beneficiarios.
La sentencia, conocida este viernes en plena comparecencia de Carlos Mazón sobre la DANA en el Palau de la Generalitat, lima los errores de la Audiencia Nacional y rebaja las condenas de Luis Bárcenas y los responsables de la empresa que dirigió la reforma, hasta el punto de abrir la puerta a que no tengan que entrar en prisión a cumplir condena. Pero confirma punto por punto todo lo que tiene que ver con el PP: su tesorero usó cientos de miles de euros de su ‘caja B’ para pagar la reforma a espaldas de Hacienda, contribuyendo a un fraude fiscal de otros cientos de miles de euros más.
La paradoja del fortín del PP es que allí se forjó la relación simbiótica que, según describen los jueces, unió al partido con la trama Gürtel. Rajoy negó la existencia de la Gürtel en el mismo edificio donde, apenas cinco años antes, Esperanza Aguirre dice haber destapado la trama delante del propio Rajoy. Donde Luis Bárcenas mantuvo un despacho y más infraestructura años después del estallido del caso. “Pasaba más tiempo en Génova que en mi despacho”, dijo Francisco Correa, considerado el cerebro empresarial de la trama.
El juez Pablo Ruz estuvo al frente del caso en los años clave de la investigación y fue quien envió a la Policía Nacional a Génova 13 hace más de una década a buscar los contratos de la empresa Unifica que esta semana se han traducido en la sentencia firme del caso. Los requerimientos con aspecto de registro, la familiaridad con la que los cabecillas hablaban de los despachos del edificio y las sentencias que daban veracidad a todo a golpe de condena llevaron a Pablo Casado a anunciar la venta del edificio.
“Hay que dejar de preocuparnos por nuestro pasado”, dijo en febrero de 2021. Unos días antes la Audiencia Nacional había empezado a celebrar el juicio por la reforma de la sede y el objetivo de Casado era pagar deudas y, ya de paso, desvincularse del símbolo que unía al partido con una trama corrupta desmantelada más de diez años atrás. Un año después Casado era políticamente defenestrado de Génova 13 por apuntar a la presunta corrupción del hermano de Isabel Díaz Ayuso y Alberto Núñez Feijóo entraba en la séptima planta del edificio.
La venta fue abortada y el partido se quedó en su cuartel general: “Los edificios no tienen la culpa de nada”, dijo unos meses antes de que la Audiencia Nacional certificara, en una decisión ahora confirmada por el Supremo, que efectivamente la culpa no era del edificio sino del tesorero y en última instancia del PP, que según los jueces no ejerció “un control adecuado” sobre Luis Bárcenas.
Sentencias y juicios pendientes
La sede central del PP ha sido el telón de fondo de décadas de corrupción que, en la práctica, consiguió que el partido se financiara al margen de la ley en algunos de sus grandes feudos de Madrid como Majadahonda, Pozuelo o la propia capital. Contratos y adjudicaciones públicas a cambio de dinero para actos o de comisiones para cargos públicos del partido. La trama Gürtel tiene todavía varias piezas separadas pendientes de juicio o sentencia firme, sin que la existencia judicialmente testada de su ‘caja B’ sea un debate desde hace años.
La Audiencia Nacional mandó dos veces a los agentes a Génova 13 a requerir papeles y documentos. En febrero de 2016 la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil acudieron para obtener pruebas sobre una posible financiación irregular de la facción madrileña del PP en las campañas electorales que encumbraron a Esperanza Aguirre. Un caso derivado de la Púnica, no la Gürtel, ahora a las puertas de juicio con el foco puesto sobre Beltrán Gutiérrez, gerente del PP madrileño que también tenía su despacho en la calle Génova.
La sentencia del Tribunal Supremo conocida esta semana no es la primera que confirma la existencia de una ‘caja B’ gestionada desde Génova 13 y está por ver si es la última que se apoya en su existencia para declarar probada la corrupción de la Gürtel. Tampoco es la primera que liga su existencia al partido y no en exclusiva al tesorero.
“Una estructura contable paralela a la oficial”, dijo la Audiencia Nacional en la sentencia de 2018 que precipitó la salida de Mariano Rajoy de La Moncloa. No una trama contra el PP, como dijo Mariano Rajoy cuando no estaba obligado a decir verdad, sino del PP radicada en su cuartel general. Luis Bárcenas no robó al PP a manos llenas, como el partido intentó hacer creer a la opinión pública cuando las diligencias judiciales cogieron el camino de no retorno, sino que usó el dinero de la ‘caja B’ para reformar su sede central.